Carta a Feijóo

Señor Feijóo: algunos españoles (fíjese bien que digo algunos y no “los españoles” como usted acostumbra) estamos ya muy cansados de su tono chulesco y el de sus colaboradores más cercanos. Es el tono presuntuoso de los que se creen en posesión de la verdad, incluso no entienden que haya españoles (están a un paso de negarnos la españolidad, tal como hace Vox) que no lo vean tan claro como ustedes. Qué pena, señor Feijóo, que aquella imagen de serenidad y seriedad que usted proyectaba, se haya transmutado en esta nueva. Qué pena que cada vez más se alejen de ese centro, de esas formaciones moderadas que resisten en Europa los embates del nacionalpopulismo. Qué pena que el miedo a no ganar las próximas elecciones le haya arrastrado al mismo nivel que la presidenta madrileña porque está dejando a “bastantes españoles” que votarían una opción liberal sin partido.

 

Nunca le voté (sigo luchando por una igualdad de posibilidades que su grupo dificulta, debilitando lo público); pero antes no me parecía una hecatombe su presencia en el poder: tenían más respeto por lo público, por las instituciones democráticas y por los derechos humanos. Hoy ya veo que no es así: han debilitado la sanidad pública hasta límites que ya resultan peligrosos, están consiguiendo convertir en guetos muchos centros públicos educativos de todos los niveles y ponen el interés de “los españoles” por encima de los derechos humanos. Y eso siempre es un error. Tampoco puedo olvidar lo que están haciendo con instituciones como el Senado o el Tribunal Supremo. A la vista está.

 

No insulte nuestra inteligencia, señor Feijóo, tratando de presentar a la señora Guardiola como un ejemplo de coherencia política. ¿Acaso ya se le olvidó lo que usted le hizo, y ella aceptó, al comienzo de su legislatura? Digamos que a usted le viene bien en su pelea con el señor Sánchez y, además, sabe que es el mejor momento para enfrentarse a una oposición un tanto descabezada. No más lecciones, señor Feijóo. Cuando a uno le queda tanto por barrer, debería ser más prudente. En fin, esto es lo que pensamos “algunos españoles” que seguimos siendo muy españoles, aunque no pensemos como usted.