
Muy fugaz no debió ser el cometa que pasó en 1988 por Marbella cuando chavales que entonces no habían ni nacido deciden dedicarle, casi manufacturar, un mediometraje. Al rey del pop. «Estrella Fugaz» en Marbella, cuando Michael Jackson iluminó la Costa del Sol, lo han titulado y subtitulado. Insólito empeño. Cuando el amigo Paco Moyano, a la sazón cronista de la ciudad, me comentó que una joven talentosa, Ana Aguilar, se había propuesto el reto, me sorprendí. Me pidió que, conocedor de aquel concierto y de muchas de las circunstancias que lo envolvieron, en la medida de lo posible, le echara una mano. No lo dudé. Tuvimos unas cuantas conversaciones en las que le ofrecí detalles, contactos, anécdotas y poco más porque, de tanto escribir, hace décadas que no conservo originales. Prácticamente ninguno, más si hablamos de cuando los papeles de periódico en meses amarilleaban y los titulares pesaban por el exceso de tinta. Tiempos de linotipia. Reportajes a toda página recordaba y a ellos la remití.
Constituye una de las claves de este documental: la concienzuda investigación. Porque hacerse con datos textuales pudo ser más liviano, pero indagar imágenes y testimonios, acudir a las fuentes visuales, ha sido otra historia. El concierto de Michael Jackson, un hito musical no sólo en Marbella sino a nivel nacional, parecía encriptado hasta que se encendieron las luces en el estadio. Secretismo, incertidumbre y un cierto halo de misterio rodearon la cita. Nada extraño dada la extravagante personalidad del que —nadie osaba negarlo ya— había conquistado el estrellato del pop. Jackson, tras el exitazo de «Thriller» se embarcó con su nuevo disco en el Bad Tour, una gira mundial donde Marbella fue uno de los primeros escenarios europeos. De ahí el interés que concitó también en los medios de comunicación europeos. Marbella, más allá de su atractivo mundano, acogió un megaconcierto en el espacio más doméstico y con menos aforo: el estadio municipal. El acontecimiento, porque es lo que fue, lo vivieron en directo más de 20.000 personas.
El documental analiza y describe su impacto y entretelas. Jackson rompió moldes en lo musical, con un montaje descomunal, y en lo social, donde quebró casi las costuras no sólo del estadio. Trastocó el pulso de la ciudad, acelerado desde mucho antes de que posara su danzarina sombra en el hotel Los Monteros, donde se alojó o más bien enclaustró. Casi todos los detalles los tienen en el documental, de excelente factura para los medios con los que ha contado, que se proyectó el pasado viernes 10 de octubre en el salón de actos del Instituto Río Verde. Digo casi todos porque otros tantos surgieron del coloquio posterior a la sesión — animada participación del público que llenaba la sala— con Ana Aguilar, directora y montadora; Juan Manuel Velasco, guionista e investigador; y quien les escribe, que al final puso voz al trabajo. Presentes, el resto del equipo: Saúl Rodríguez, Cámara/DOP; Fernanda Morales, script; Rodrigo Puertas y Marc C. Sáez, sonido directo; y Antonio Heredia, making of. Se prodigaron los aplausos.
Hablamos de la única foto de Jackson entrando al hotel, obra ametrallada de Andrés Lanza; de la peripecia de un viaje a la desesperada a Barcelona, casi con lo puesto, para contar con el testimonio de Jennifer Batten, la guitarrista del artista; de las 777 litronas de cerveza («Ni una más, ni una menos)» que se vendieron, «bien fresquitas», en el quiosco de «La Vieja»; del puñado de entradas que dejaron los músicos para el personal en el Hotel El Fuerte, donde se alojaron; de una réplica del cartel anunciador original encontrado en la reforma del Marbell Center, que facilitó el gerente del nuevo centro comercial, Dan Ortuño; y de la generosidad de los entrevistados, gente acostumbrada a cobrar que colaboró desinteresadamente. Como sus autores.
No se lo pierdan. Habrá nuevas proyecciones y, lo más importante, podrá verse pronto en YouTube. Gratis, que estos jóvenes no sólo han hecho un gran trabajo, sino que no pensaron nunca en ganar dinero. Tampoco en presentarse a concursos ni festivales . Un documental espontáneo y abierto. Ya quisiéramos que iniciativas como ésta se prodigaran más. Por cierto, alguien tendría que explicar por qué esta ciudad, que abrió la senda de los grandes conciertos con el de Miguel Ríos — como bien recordó José Luis Rodríguez, alcalde de Marbella por aquellos tiempos— perdió inopinadamente todos sus decibelios. Explicar o sonrojarse por no recuperarlos, más allá de la boutique sonora montada en las faldas de Sierra Blanca, que es otra cosa bien distinta a las citas multitudinarias del estadio con Steve Wonder, Queen, Tina Turner, Simple Minds, Prince o Elton John, por citar algunos. La entrada de la sesión de Estrella Fugaz repartida a los asistentes resume la meticulosidad y el buen gusto de los autores del documental. Dentro de un sobre rojo, una estampita del afiche del documental, la entrada conmemorativa y un «Gracias por venir» que lo resume todo. «Estrella Fugaz», pronto en sus memorias.
Miguel Nieto es periodista, escritor y miembro de Marbella Activa.


Leave a Reply